jueves, 17 de junio de 2010

Aqua


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Días de lluvia, el olor de la lluvia, el cielo pintado a carboncillo. Brochazos de agua dulce con suaves pinceladas en tu ventana. Acuarela quizá. Nunca me ha gustado pintar con acuarela, cada toque en el papel con el pincel suponía una no vuelta atrás, al igual que las gotas que se deslizaban sinuosamente al otro lado del cristal, ya no volverían a estar donde lo estuvieron hace unos segundos. Mirar más allá del reflejo de tu rostro, contemplar el baile delicado de las lágrimas que el cielo esbozaba, retocando la superficie del lienzo de ahí donde se dejaban caer, combinándose entre sí como si una fuerza pasional indujera la fusión de sus tonos, dando como resultado la pureza estallando sobre tu piel, salpicándola, sumergiéndose en ella, oxigenando lo que en definitiva es y nos da la vida.

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