domingo, 8 de abril de 2018

Sin probar bocado


Tú dices un hasta luego, pero yo te digo un hola de nuevo.

En ocasiones tratamos de grabar momentos en nuestra mente porque pensamos que nos harán sentir bien recordándolos. En otras ocasiones se trata de recordar errores que no volver a cometer.
Pero hay veces que compartes tanto con alguien, que el simple paso del tiempo los difumina; olvidando los detalles, permaneciendo en tu cabeza la esencia de ellos.
Tú y yo, pese a que te empeñes en decir lo diferentes que somos, compartimos muchos momentos.
Y recuerdo uno en concreto. Uno de esos tan difuminados que ya no sabes si pasó en sueño o lo vivimos despiertos. De cuando éramos adolescentes. Cuando ni a ti te había salido la barba ni yo utilizaba todavía colorete.
Nos recuerdo sentados frente a frente en sillones de cuero rojizo, de esos que salen en los restaurantes  de las pelis americanas. Pero comiendo espaguetis con tomate, nada de burgers and fries
Tú, soñador, me contabas tus ambiciones para el futuro, mientras que yo te miraba anonadada, sin poder devolver la vista al plato para enrollar más espagueti. Sin pausa me relatabas con fuerza todos tus anhelos, haciendo que hasta el más imposible pudiera hacerse material ahí mismo.
Ibas a escribir una obra de teatro. La escribirías a lápiz, sin ordenador, para disfrutar haciendo tachones. Y la gente la compraría en librerías y la leería cómodamente en sus casas, sin necesidad de acudir a un teatro ni de sentarse en incómodos asientos. Te irías a vivir al cálido ático de tu tía, hecho jardín tropical por las innumerables y singulares plantas que lo poblaban.
Tu rostro se iluminaba y no podía interrumpir a tus soñadores sueños para decirte lo iluso que eras, porque me hacías creer en ellos.
Terminaste de hablar...y de comer, y mi plato de espagueti estaba casi sin probar; pero me ayudaste para que no hubiera rastro de tal desavenencia.

Ya han pasado unos cuantos años desde aquel día. Y nos hemos hecho más cómodos, y las canas empiezan a aflorar; y sigues siendo casi igual de soñador, y yo casi igual de quedarme sin probar bocado por culpa de tus sueños.
Pero ahora sé que no eras un iluso chico, sino alguien que persigue sus sueños cueste lo que cueste.