martes, 7 de diciembre de 2010

El mapa del tesoro


El abuelo siempre está con las batallitas a cuestas, recuerda tan bien lo acontecido hace 50 años, pero tan débilmente lo que ha hecho hace 10 min que me pregunto si sus neuronas habrán decidido adaptarse al mundo actual e independizarse totalmente de la realidad, requisito de este nuevo milenio. Quizá no sea eso, sino una nueva forma de evadirse de nuestros tiempos modernos, tal vez haya decidido no prestar atención.
Y es que siempre anda con lo mismo, el Madrid de los años 40. ¿Tanto encanto tenían sus calles que son tan dignas de recuerdo? ¿Sus viandantes serían tan especialmente curiosos que necesitan aparecer en el presente? ¿O acaso sería la culpa de los sonidos y luces que las inundaban? Supongo que las sensaciones que emanaban de ellas era lo que les hacía diferentes. El elegir el destino sin prisa alguna, poder decantarse entre izquierda o derecha dándose el placer de poder perderse, corregir y volver al trayecto sin ninguna clase de preocupación, pues su elección había sido la correcta independientemente del punto al que llegara. Disfrutaba con cada paso que daba pues una nueva perspectiva del Madrid de la época observaría; con cada pensamiento de no sé dónde estoy, una nueva persona aguardaría a ser preguntada, y ésta de ser conocida. Aprendería. La tranquilidad era el denominador común en este mar de dudas geográficas.
Y bien, qué tenemos de tranquilidad en la actualidad. Prácticamente llevamos nuestra vida en los teléfonos móviles, llevamos el mundo en ellos, una ojeada al mapa en internet y listo; ni un segundo de incertidumbre he de permitirme. Como tengo poco tiempo, saldré con menos anticipación, pues total ya me encontraré a Ana que me guiará al lugar en cuestión. Y esto termina en un gran desconcierto e inseguridad, en miedo por avanzar por nosotros mismos. ¿Por qué no nos damos el placer de poner nuestros cinco sentidos en acción y prestar atención? ¿Por qué no por una vez en nuestras vidas intentamos hacer algo sin depender completamente de lo que el guía de turno/medios electrónicos nos dicten? ¿Por qué no consentimos la posibilidad de perdernos durante unos minutos?
¿Ninguna vez lo has hecho? Pues deberías probarlo. Prueba a quedarte alelado en una conversación con alguien, dejándote llevar por aquello que a tus pies decidan. Prueba a despertar de ese fabuloso espejismo real, prueba a saber volver al punto inicial. Prueba a ir sólo y descubrir lo que eres capaz de hacer sin necesidad de un plano en la cabeza, prueba a inmiscuirte por cada esquina, descubre el mundo con tus cinco sentidos, aprende, déjate llevar.
No me extraña que el abuelo mire hacia otro lado…

viernes, 29 de octubre de 2010

¿Por qué ser médico si hay internet?

El siguiente texto comprende el resumen de lo que se trató en la charla introductoria para los alumnos de primero de medicina en la UAM ofrecida por Juan Gérvas del día 14 de Septiembre de 2010.
“Carta abierta a una estudiante de primero de medicina".
Juan Gérvas

Médico general, Equipo CESCA, profesor honorario Departamento de Salud Pública, Universidad Autónoma de Madrid

jgervasc@meditex.es http://www.equipocesca.org/

Los buscadores de Internet permiten acceder al diagnóstico y al tratamiento de gran parte de las dolencias que nos afligen. Al teclear los signos y síntomas se obtiene una aproximación que puede ser más cierta que la que nos ofrezca un médico de “carne y hueso”.

¿Sobramos, pues, los médicos?

Intentaré demostrarte, querida alumna, que no, que los médicos seríamos necesarios incluso aunque la inteligencia artificial pudiera sobrepasar la prueba de Turing. Por cierto, entra en Internet y lee sobre Alan Turing, su vida y su “prueba”. Turing pereció en cierta forma por ser homosexual, en un periodo después de la Segunda Guerra Mundial en que los médicos definíamos la homosexualidad como enfermedad. Una muestra del abuso médico con sus graves consecuencias en las vidas de los pacientes y de las sociedades. La homosexualidad es todavía delito con pena de muerte en algunos países, es pecado en otros muchos, es enfermedad en varios y “desviación de la normalidad” en muchísimos. Los médicos no somos ajenos a estos disparates que hoy continúan por otros caminos; el sexo y la actividad sexual son fuente de ingresos para muchos proxenetas (lee, que te interesará, el libro de Ray Moynihan y Bárbara Mitzes “Sex, lies and pharmaceuticals. How drug companies plan to profit from female sexual dysfunction”).

Creer en las tecnologías como solución al sufrimiento y al temor a la muerte es insensato. Las tecnologías sólo ayudan, desde el fonendo a la anestesia, desde las vacunas a la morfina, desde la mejor forma de organización a la mejora en la transmisión de conocimientos. Pero no hay solución al agobio de vivir, no hay respuesta científica al miedo a la muerte. La religión puede ofrecer vida eterna o transmigración, la medicina no. El dolor siempre nos acompañará; el sufrimiento es parte de la vida. Decía el clásico “¿Murió? No; acabó, que cuando nació comenzó a morir”. Las tecnologías no pueden ofrecer ni la compasión, ni la empatía, ni la piedad que puede dar a manos llenas un médico científico y humano, el “sanador” que fuimos y debemos ser.

Complejidad humana
Tenemos un cerebro que no nos merecemos. Cuando lo estudies, querida alumna, no dejes de maravillarte de su complejidad. Sorpréndete, por ejemplo, con el estudio de la visión. Va desde la embriología a la anatomía del ojo y de los nervios ópticos (con su lugar protegido en el cráneo y cara) y a su función, con la retina como “extensión” del propio cerebro que se asoma al exterior y que ya “interpreta” las radiaciones del espectro visible. No olvides que ni en la corteza visual ni en ninguna parte del cerebro hay una “pantalla” ni la representación de hologramas. ¡Y sin embargo vemos!

Gobernar el cerebro humano es complejo. Quizá por ello las drogas son parte de todas las culturas. En las nuestras las drogas legales son muchas: cafeína, teína, nicotina, etanol, tranquilizantes, somníferos, ansiolíticos, codeína y otras. Sobrevivimos con ellas y con los ritos socialmente aceptables para su uso en común (bodas, fiestas, romerías, celebraciones, sobremesas, etc.) o en solitario (“no duermo, doctor, y esa píldora me ayuda a dormir; no es como los drogadictos, que lo quieren porque sí, es que la necesito, ¿sabe?”). Con todo, al final surgen los celos, la frustración, la angustia de vivir, la desazón, el arrepentimiento, los recuerdos desagradables, la envidia y otros cien sentimientos que nos hacen infelices, incluso en medio de la opulencia de los países desarrollados.

Nos movemos entre Eros y Tánatos, ambos relacionados con la noche, ambos lamentablemente asociados a lo obscuro. Pasamos del “caca, culo, pedo, pis” al “polla, coño, polvo” y volvemos al comienzo en la vejez. Es un breve recorrido al que nos obliga la materia que forma nuestros cuerpos (“nacer, crecer, reproducirse y morir”). Y que no sabemos ni cómo se transforma en inteligencia ni como en piedad. La disección del cerebro ciertamente no permite descubrir el alma pero tampoco el amor. Y amor buscamos todos, y pocos somos los afortunados en querer a quien nos quiere. Nadie puede prometer “amor” a la especie humana. Tampoco “salud”.

La salud se puede promocionar, se puede cuidar, se puede proteger, pero la salud es un bien que nadie puede asegurar. La Ley de Hierro de la Epidemiología se cumple siempre, y muere todo el que nace. Podemos evitar algunas enfermedades, podemos retrasar algunas muertes, pero cada enfermedad y cada muerte es distinta según el individuo al que le afecte. No seas, querida alumna, “idealista”. Sé “empirista”. Las enfermedades son estados cambiantes mal definidos que cada paciente vive de forma personal. “No hay enfermedades sino enfermos” es un lema clave para el médico. Y es una verdad científica que explica bien el empirismo, no el idealismo. El empirista cree en lo que ve, en enfermos, no en enfermedades.

Mucho sufrimiento humano tiene su origen (“la causa de la causa”) en los determinantes de salud, sobre todo en la injusta distribución de la riqueza. Así, son variados los ejemplos que demuestran que “unos escupen sangre para que otros vivan mejor”. Sirve el caso del algodón, cuyos subsidios en los EEUU (para menos de veinte mil agricultores-empresarios) conllevan competencia desleal al algodón de mejor calidad de países pobre como Malí que, por consecuencia, ven perder cosechas, desplazar poblaciones y morir a muchos.

Comprender la complejidad humana exige del médico “salir de la medicina” y pasearse por los mundos de la economía, de la antropología y de la sociología, cosa que te recomiendo hagas como parte de tu formación (“el médico que sólo medicina sabe, ni medicina sabe”).

Complejidad social
Si los seres humanos somos complejos, ¡qué decir de nuestras sociedades!. En la visita de un marciano quizá lo que más le llamase la atención sería el lenguaje. Probablemente el marciano terminaría estudiando lingüística para intentar entender a los humanos. En cierta forma parece que somos “seres para el lenguaje” como cuando estudies genética, querida alumna, te parecerá que nuestro destino es ser complejos “portadores de genes”. El lenguaje nos permite establecer clasificaciones y códigos. El lenguaje es una interpretación del mundo que al tiempo facilita las relaciones humanas y limita nuestra visión global. Pensamos lo que somos capaces de expresar. Lo que no expresamos afecta al sistema límbico, que estudiarás querida alumna como una maravilla mal comprendida todavía, una maravilla que influye en el mundo de tus emociones, tan conectado al sistema olfativo.

Gran parte del tiempo de tu aprendizaje se dedicará a la adquisición de un lenguaje médico, al dominio de la jerga sanitaria. Esa lengua te ayudará a conectar con tus pares, a formar parte de una tribu, la tribu en que nos integramos los “sanadores”. Emplea dicha lengua a favor del paciente, no en su contra (de hecho, el consejo debería ser general, “nunca estés en contra del paciente”). Por otra parte, no dejes que te vacunen con esa lengua contra la “escepticemia” (es escepticemia una enfermedad de baja contagiosidad contra la que se vacuna a los estudiantes en las facultades de medicina).

Las sociedades se dotan de normas que nos son más que “instituciones”, acuerdos que en general respetamos. Por ejemplo, nos parece mal a todos que los médicos se entreguen con armas y bagajes a las industrias, de forma que sean los intereses de los accionistas, y no las necesidades de los pacientes y de la sociedad, los que guíen las decisiones médicas. Hay organizaciones que buscan promover relaciones transparentes, proporcionales e independientes con las industrias. En España “Nogracias”, y en el mundo HealthySkepticism. Los estudiantes no son ajenos a estos movimientos, y bien lo demuestra en España el desarrollo de Pharmacriticxs por los estudiantes de IFMSA y en algunos países la implantación del movimiento “facultades de medicina transparentes” que promueve la declaración de intereses y de compromisos con las industrias de todos los profesores, y la erradicación de material promocional de las aulas y espacios docentes. En lo práctico, por ejemplo, cuando vayas a oncología pregunta querida alumna a los médicos por sus ingresos económicos por la “participación en ensayos clínicos de sus pacientes”.

En Georgia se ha descubierto un cráneo prehistórico con la dentadura desgastada. Sin dientes no se podía vivir en aquellos tiempos en que no existía ni el arte de cocinar ni el simple hervir los alimentos. Ese cráneo demuestra el cuidado que recibió su dueño, la atención y la piedad de los que fueron sus contemporáneos. Con el tiempo, las sociedades desarrolladas han organizado un sistema sanitario y unas prestaciones sociales que facilitan el ejercicio de esa piedad y atención como parte de la justicia (no de la caridad). En todos los países desarrollados, con la notable excepción de los EEUU, existe un sistema sanitario público que ofrece atención según necesidad, no según capacidad de pagar. Público, querida alumna, significa “financiación pública”. El sistema sanitario español es una anomalía entre los sistemas sanitarios públicos mundiales. Ningún otro tiene estos ejércitos de médicos asalariados en los hospitales y en los centros de salud (sólo se ven en Finlandia, Portugal y Suecia). Los más habitual (desde Canadá a Nueva Zelanda, desde Austria a Noruega, desde Italia a Japón) es el médico como profesional independiente, lo que no significa que el paciente tenga que pagar por sus servicios.

En España, además, el sistema sanitario público es poco público, pues lo privado casi cubre el 30% del gasto sanitario total. En la práctica eso explica que las bocas de los ricos se puedan distinguir perfectamente de la de los pobres, pues la odontología está muy pobremente cubierta en España. La pobreza es un determinante de salud (“causa de la causa”), y lo es para el acceso al sistema sanitario y para la prestación de cuidados tras acceder a los mismos.

Es importante que comprendas la organización del sistema sanitario, su financiación y las políticas que sustentan las distintas opciones. Nada es casual, y serás médico en una determinada cultura y un contexto social que conviene entiendas.

La respuesta al dolor y al sufrimiento
El médico primero fue el chamán, el brujo de la tribu, el individuo capaz de ofrecer consuelo al que sufría. Consuelo espiritual a través de hechizos y rituales y consuelo físico a través del uso de medicamentos y de otras técnicas, como arreglo de fracturas y luxaciones, amputaciones y demás. Este individuo fue probablemente el primer miembro de la tribu que consiguió no tener que cazar para comer, pues otros lo hacían para él, en pago a sus servicios. Hay quien sostiene que eso mismo logró, y puede estar en el origen de los médicos, la comadrona, la mujer que atendía en el parto de las otras, la que sabía cómo abortar cuando se quería. Esta interpretación cuadra más con lo políticamente correcto, pero me temo que somos más herederos del “listo” de la tribu que de la comadrona.

Con los años aparecen el médico de los ejércitos y el que atiende a los pobres, ambos pagados por salario, mientras los médicos de los “libres” eran pagados por acto. En España, Alfonso X El Sabio ya estableció que “el físico” probara su formación y que fuera admitido por los otros físicos de la localidad, como forma de reconocer su valía y capacidad. Este físico era médico general, cirujano y dentista, y hasta farmacéutico. También en España, los gremios desarrollaron en la Edad Media el pago por capitación (“la iguala”, a un tanto por cada miembro del gremio, para asegurar la atención a minusválidos, viudas y huérfanos).

A finales del siglo XIX, el desarrollo de la ciencias químicas, físicas y biológicas y del capitalismo hicieron posible el florecimiento de las especialidades; algunos médicos se dedicaron a campos muy concretos, como pediatría o ginecología y existía una clase media y alta que podía pagar por sus servicios. La especialización ha crecido imparablemente y en el siglo XXI ha llegado a ignorar que “el todo es más que la suma de sus partes”, muy cierto respecto a las personas. Los especialistas cada vez son más cíclopes de un sólo ojo; ojo que por lo preciso ya no es lupa ni microscopio óptico sino microscopio electrónico, peligroso cuando se aplica fuera de su área de conocimiento. De ahí la necesidad de combinar saberes de médicos generales y de médicos especialistas.

Los médicos contamos con el fervor de la sociedad, como se demuestra de continuo en las encuestas donde, por cierto, los políticos salen siempre despreciados socialmente. Son un ejemplo a no imitar. Lo que importa, pues, es la meritocracia, el valor de lo que los médicos saben y hacen. Ello lleva a los pacientes a nuestras consultas y a entregarse en cuerpo y alma en la esperanza de la curación o del alivio a sus males. Los médicos traspasamos casi sin darnos cuenta las barreras de la piel y del alma y conviene que no abusemos de ese poder. Es infrecuente el abuso sexual en las consultas, por ejemplo, pero existe; no lo olvides querida alumna pues sirve de indicador de abusos más frecuentes que rompen el deber del secreto médico y el derecho a la confidencialidad del paciente.

Los médicos tenemos un poder limitado, finito. Hay casi magia en nuestras consultas (por ejemplo, en la mía cuando una crema de anestesia local me permite extirpar sin dolor un nevus, o cuando un pegamento me permite “suturar” una herida sin utilizar puntos, o cuando un medicamento logra eliminar el dolor en un paciente terminal), pero no somos magos sino simples sanadores. Tampoco somos científicos, sino utilizamos la ciencia para discernir lo verdadero de lo falso (y la filosofía para distinguir lo importante de lo irrelevante). No seas maga, querida alumna, pero tampoco científica en falso. Por ejemplo, nunca creas que la estadística es ciencia ni que “salvas vidas”. Ni creas en la “resucitación cardiopulmonar” (es simple “reanimación”).

Los médicos solo prolongamos vidas. Insisto, todo el que nace muere. Al que libramos hoy de la muerte por enfermedad vacunable puede mañana matarlo irónicamente el hambre. Por ello es importante preguntarse por la calidad de vida que logra la prolongación de la misma. Pregunta crítica en estas sociedades occidentales en que crece sin cesar la muerte por suicidio.

No basta con “salvar vidas”. Importa la calidad de vida que seguirá a nuestra acción. La vida no es “el bien supremo”. A veces vivir es peor que morir, como bien demuestran las opiniones de los padres de algunos niños de “bajo peso al nacer”, que creen que el resultado sanitario al cabo de los años ha sido peor que la muerte. Hablar de vida y de las consecuencias de los actos médicos es también hablar de la eutanasia y también del aborto voluntario. No cabe la negativa ni la “objeción de conciencia” indiscriminada, sino la respuesta humana, piadosa y científica. Todo aborto, voluntario o espontáneo, provoca una conmoción en la mujer. Todo aborto voluntario es un fracaso sanitario y educativo, un fracaso en la evitación de los embarazos no deseados.

El aborto voluntario se suele discutir en su legalización, pero poco se discute acerca del “síndrome del barquero” que retiene su realización en clínicas, por ginecólogos, y frecuentemente con métodos quirúrgicos. Los métodos más cercanos y humanos, con medicamentos y en casa, existen hace décadas pero todavía son una excepción. El “síndrome del barquero” explica que no se utilicen las posibilidades de la tecnología para lograr “máxima calidad, mínima cantidad, tecnología apropiada y tan cerca del paciente como sea posible”. La tecnología tiene su paralelo literario en el anillo del “Señor de los Anillos”; su posesión ciega a los médicos y el poder que da se emplea en propio provecho.

Sé comprensiva y piadosa con los pacientes, ponte en su lugar, admítelos como son. No te conviertas en su amiga, ni seas médico de tus amigos, ni de tus familiares. Respeta las creencias de tus pacientes, sean creer en Escrivá de Balaguer, en Shiva o en el Diablo; respeta también sus vivencias, sean de drogadictos o de adictos al trabajo o al sexo, o ludópatas sin más; aprecia al mahometano como al judio, al protestante como al agnóstico. Los pacientes son frágiles como personas, se sienten amenazados en su trayecto vital; muchas veces no saben cómo re-organizar sus vidas ni cómo enfrentarse a la minusvalía y a la muerte. Pregunta al paciente cómo quiere ser tratado, si de tú o de usted, si como Doña Francisca, o Sra. García, o Pepita sin más. Averigua lo que quiere saber de su enfermedad y da cumplimiento exquisito y prudente a sus deseos.

Ser médico en el siglo XXI
Nadie que estuviese en la charla que generó este texto (14 de septiembre de 2010) llegará al final del siglo XXI. Sin embargo, las sociedades desarrolladas creen poder cumplir el deseo de Gilgamesh, y lograr el acceso a la fuente de la eterna juventud. Cegados por la magia de la medicina ignoran como Gilgamesh el consejo de Siduri, la tabernera del Mar de la Muerte, y prefieren buscar hoy el incierto bien futuro amargando el cierto bien presente. Lo amargan con la “pornoprevención”, ese deseo inmoderado de evitar todo daño, todo sufrimiento, todo dolor y hasta la muerte. Tenemos las poblaciones más sanas y envejecidas de toda la historia de la Humanidad; es un éxito social y médico haber logrado tal capital de salud. Pero la consecuencia práctica es el miedo a la pérdida de la salud, el miedo a la angustia del envejecer, el miedo a morir. Así, se da una paradoja que convierte en enfermos a sanos, sólo por practicar una prevención que se ha convertido en peligrosa a base de pruebas, indicaciones y medicamentos. No es extraño que en los EEUU la actividad de los médicos sea la tercera causa de muerte.

Gran parte de tu actividad como médico del siglo XXI, querida alumna, tendrá que dedicarse a la “prevención cuaternaria”. Es decir, a evitar los daños que causa la actividad médica. Especialmente, a evitar la actividad médica innecesaria, por cuanto toda actividad médica (necesaria o innecesaria) conlleva efectos adversos y daños. Sólo algunas actividades médicas ofrecen más beneficios que daños. Algunas actividades claramente ofrecen más daños que beneficios, como los chequeos (ginecológicos, del niño sano, laborales, a ancianos, y demás).

La prevención cuaternaria es en el siglo XXI la expresión del viejo principio de la medicina “primum non nocere” (primero no hacer daño, primero no complicar más las cosas). Por supuesto, los médicos hacemos mucho bien, inmenso bien, pero a veces hacemos daño evitable. A veces hacemos daño sin necesidad, a veces nos domina la “malicia sanitaria”. Es fundamental, querida alumna, que logres hacer mucho más bien que mal, que cuando te jubiles puedas decir que el bien que hiciste compensa sin duda el mal que causaste. Practica, pues, la prevención cuaternaria.

Recuerda los dos fines de la medicina en que se resume el Informe Hastings: evitar el sufrimiento médicamente evitable y ayudar a morir con dignidad. Para ello prevenimos enfermedades, ayudamos a curarlas, consolamos siempre y procuramos la rehabilitación si queda minusvalía. Para ello atendemos al paciente terminal de forma que no tenga ni dolor, ni angustia, ni insomnio, ni ascitis, ni edemas, ni estreñimiento, ni vómitos, ni otros signos y síntomas que impidan que muera en paz y con dignidad. Evita, sobre todo, las muertes innecesariamente prematuras y médicamente evitables, como la muerte por apendicitis o por tétanos. En lo que sea posible, evita las muertes de causa médica, como las provocadas por el consejo de “dormir boca abajo” a los bebés en los años ochenta y noventa del pasado siglo, o las causadas por las hormonas administradas a las mujeres climatéricas, o las consecuentes al sobreuso de la radiología.

Cúrate a ti misma. Lo registra Lucas, el médico evangelista, respecto al rechazo de Jesús por sus conciudadanos de Nazaret. “No hay profeta en su tierra”, dijo también en esa ocasión. Lo de “médico cúrate a ti mismo” debes aplicártelo, querida alumna, es su amplio sentido de cuidar de ti misma, de conocerte a ti misma, de analizarte a ti misma, de considerar en ti lo que has de aplicar a los pacientes, de ser primero contigo humana y piadosa para poderlo ser con tus compañeros y pacientes. Eso incluye las consideraciones éticas que te ayuden a elegir el mejor curso posible de acción en cada paciente y situación.

Estudia, estudia mucho, estudia como una bruta, pero no dejes de leer poesía, de intentar ser feliz, de ir al cine, de bailar, de hacer deporte y de observar y analizar la deriva social, política y económica de tu sociedad; no dejes de disfrutar del amor, de la familia, del sexo, de los amigos y de la vida en general.

Un médico es un profesional altamente cualificado que precisa estudiar y formarse toda la vida, capaz de tomar decisiones rápidas y generalmente acertadas en situaciones de gran incertidumbre. Te convertirás en médico sin darte cuenta, a base de estudiar mucho y de ejercer un escepticismo sano (¡ojala te haya contagiado mi “escepticemia”!). Duda; duda incluso de esto que lees. Documéntate si es posible con los estudios originales iniciales y forma tu propia opinión. No sea nunca cínica, no admitas “la cultura de la queja”; no te quejes, actúa. Tolera la incertidumbre clínica, pero no seas imprudente. No aceptes “la tiranía del diagnóstico”; no te empeñes en diagnosticar pues el diagnóstico es sólo una ayuda para la decisión y se puede decidir sin diagnóstico y con acierto.

Sé optimista, hay miles de razones.

Recuerda que ninguna universidad española está entre las mejores del mundo (ni el grupo de las diez mejores, ni en el de las cien mejores, ni en el de las doscientas mejores). Visita, si te es posible, otras universidades mejores; por ejemplo, la de Maastricht (Holanda), donde el estudiante de medicina de primero tiene por tutor y guía desde el primer día a un médico general y va al hospital y a la facultad a completar su formación. O a la universidad de Tampere (Finlandia), o a la de York (Reino Unido), o a la de Otawa (Canadá) o a la de Queensland (Australia).

Viaja, es una forma de madurar.

Hoy Internet es una ventana abierta al mundo, asómate a ella. Entra en contacto con quienes te pueden ayudar, forma parte de “colegios invisibles” que comparten conocimientos y reconocimientos.

En resumen, evita muertes evitables y promueve vidas con calidad, no hagas que Quevedo tenga razón en su soneto:

MÉDICO QUE PARA UN MAL QUE NO QUITA,

RECETA MUCHOS(2)

La losa en sortijón pronosticada

y por boca una sala de viuda,

la habla entre ventosas y entre ayuda,

con el “Denle a cenar poquito o nada”.

La mula, en el zaguán, tumba enfrenada;

y por julio un “Arrópenle si suda;

no beba vino; menos agua cruda;

la hembra, ni por sueños, ni pintada.

Haz la cuenta conmigo, dotorcillo:

para quitarme un mal, ¿me das mil males?

¿Estudias Medicina o Peralvillo?

¿De esta cura me pides ocho reales?

Yo quiero hembra, vino y tabardillo,

y gasten tu salud los hospitales.

NOTA IMPORTANTE

Este texto se distribuye bajo licencia Creative Commons by-nc-sa 3.0, por lo tanto se puede distribuir libremente y re-elaborar a condición de citar al autor, no utilizarlo para fines comerciales y mantener el producto subsiguiente bajo este mismo tipo de licencia (licencia completa) .

NOTA PARA MI QUERIDA ESTUDIANTE

Lee más sobre este tema y autor en http://www.equipocesca.org/ donde hay publicaciones sobre Gilgamesh (“Falsas promesas de eterna juventud en el siglo XXI. Gilgamesh redivivo”) y sobre el idealismo/empirismo (“Enfermedad: ciencia y ficción”), por ejemplo.

Sobre todo, complementan este texto “Los territorios ignotos de nuestra mente” (sobre las razones para ser médico) http://www.equipocesca.org/wp-content/uploads/2009/10/por-que-ser-medico-2009-final.pdf e “Información al paciente sobre su médico” http://www.equipocesca.org/wp-content/uploads/2009/03/triptico-consulta-gervas.pdf

Relee de vez en cuando este texto y los que le complementan y añade y corrige lo que convenga para construir tu propio ideario, credo y utopía.

1Este texto resume la charla a los estudiantes de primero de medicina de la Universidad Autónoma de Madrid, el 14 de septiembre de 2010. Fue organizada por IFMSA-SPAIN de la Autónoma (AIME-UAM). IFMSA es la International Federation of Medical Students Associations.

2Los médicos solían llevar joyas ostentosas (“sortijón”), iban en mulas bien enjaezadas que dejaban en la entrada de la casa (zaguán) del enfermo y recetaban ventosas y “ayudas” (laxantes). Peralvillo es localidad manchega donde se cumplía cruel sentencia de muerte a saetazos. Tabardillo es alegría desordenada, y persona tal.”

Fuente: http://aiemeuam.wordpress.com/

miércoles, 11 de agosto de 2010

Let yourself feel


Sube a 50km/h, baja a 120, da la vuelta a la velocidad de la luz. Siente la adrenalina recorriendo tus venas, ten miedo, grita, agárrate que vienen curvas, es tiempo de echar un vistazo a ese gran desconocido azul que olvidaste entre la calles, deja que la risa te derribe en un ataque de cómo él consiguió que te dejaras llevar, que el viento te haga cosquillas en la cara, invitándote a quedar.

miércoles, 23 de junio de 2010

Acerca de las pirámides.



¿Hasta qué punto creemos conocer a la gente? ¿Hasta qué punto creemos que son importantes las personas que consideramos como tal? ¿En qué momento nos damos cuenta que no son tan importantes como creímos, o más de lo que eran?
Pregunta sin respuesta inmediata, aunque seguramente se respondiera con otra cuestión: qué cosas manejamos de forma habitual. La frase de dime con quién andas y te diré quién eres sería mi solución. Un conjunto de personas, ya sea una pareja o grupo de amigos han de tener un punto en común: la cúspide de una pirámide con base de tantos lados como participantes intervengan. Cada una de las caras presenta una superficie independiente que se pone en contacto mediante sus aristas con las otras caras; o tal vez, simplemente sus caras se unan la una con la otra, sin arista diferencial entre ellas; una base en la que sustentarse...y claro está, un volumen.
Pero hasta qué h, Sxh/3 se encuentra macizo, cuánta arena habremos de meter en la pirámide para que no vuele cuando venga una ráfaga de aire, y algo también importante: de qué modo la introducimos. Si quitamos la base podríamos meter toda de golpe, pero el cono o pirámide, decidan ustedes, saldría fácilmente por los aires. Si, en cambio, elimináramos una cara, el material del que estuviera hecha dicha pirámide determinaría la resistencia de ésta; ¿pero y con un cono?
Partiendo de que: cono= círculo + superficie lateral.
Entones:
Círculo + superficie lateral + arena - superficie lateral= círculo + arena--> ∄cono + arena
Por qué no realizar una pequeña incisura en la cúspide para poder introducir poco a poco todos los granos de arena. Resultaría una ardua labor, pero con beneficios significativos. Tal vez no veas a esa persona tanto como te gustaría pero llega una h en la que te das cuenta de que ya podrán venir temporales de por medio, que nuestra pirámide seguirá inmóvil ahí donde la dejamos, en el muro de los helados de menta y Ferrero Rocher; eso sí, algo más llena.

jueves, 17 de junio de 2010

Aqua


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Días de lluvia, el olor de la lluvia, el cielo pintado a carboncillo. Brochazos de agua dulce con suaves pinceladas en tu ventana. Acuarela quizá. Nunca me ha gustado pintar con acuarela, cada toque en el papel con el pincel suponía una no vuelta atrás, al igual que las gotas que se deslizaban sinuosamente al otro lado del cristal, ya no volverían a estar donde lo estuvieron hace unos segundos. Mirar más allá del reflejo de tu rostro, contemplar el baile delicado de las lágrimas que el cielo esbozaba, retocando la superficie del lienzo de ahí donde se dejaban caer, combinándose entre sí como si una fuerza pasional indujera la fusión de sus tonos, dando como resultado la pureza estallando sobre tu piel, salpicándola, sumergiéndose en ella, oxigenando lo que en definitiva es y nos da la vida.

martes, 13 de abril de 2010

I*



Piensa, piensa, piensa y piensa…
No puedo parar, los pensamientos me acorralan. Quiero escapar. Las cadenas me lo impiden.
Desear ser irracional en este instante para poder huir de todas estas ataduras.
Tranquilidad la de mi mente en blanco.
¡Que la mar embravecida se calme!
¡Rayos, truenos y centellas!

sábado, 27 de marzo de 2010

Aprenderás...


(autor por confirmar)

Después de algún tiempo aprenderás la diferencia entre

dar la mano y socorrer a un alma...

Y aprenderás que

amar no significa apoyarse, y que compañía no siempre

significa seguridad...

Comenzaras a aprender que los besos no son contratos,

ni regalos, ni promesas...

Comenzarás a aceptar tus

derrotas con la cabeza erguida y la mirada al frente,

con la gracia de un adulto y no con la tristeza de un

niño...

Y aprenderás a construir hoy todos tus

caminos, porque el terreno de mañana es incierto para

los proyectos y el futuro tiene la costumbre de caer

en el vacío.

Después de un tiempo aprenderás que el sol quema sí te

expones demasiado...

Aceptarás que incluso las

personas buenas podrían herirte alguna vez y

necesitarás perdonarlas...

Aprenderás que hablar

puede aliviar los dolores del alma...

Descubrirás que lleva años construir confianza y apenas unos

segundos destruirla,

y que tu también podrás hacer

cosas de las que te arrepentirás el resto de la vida...

Aprenderás que las verdaderas amistades continúan

creciendo a pesar de las distancias...

Y que no importa

que es lo que tienes, sino a quien tienes en la vida...

Y que los buenos amigos son la familia que nos

permitimos elegir...

Aprenderás que no tenemos que cambiar de amigos, sí

estamos dispuestos a aceptar que los amigos cambian...

Te darás cuenta que puedes pasar buenos momentos con

tu mejor amigo haciendo cualquier cosa o nada,

solo por el placer de disfrutar su compañía...

Descubrirás que muchas veces tomas a la ligera a las

personas que más te importan y por eso siempre debemos

decir a esas personas que las amamos, porque nunca

estaremos seguros de cuando será la ultima vez que las

veamos...

Aprenderás que las circunstancias y el ambiente que

nos rodea tienen influencia sobre nosotros, pero

nosotros somos los únicos responsables de lo que

hacemos...

Comenzarás a aprender que no nos debemos

comparar con los demás, salvo cuando queramos

imitarlos para mejorar...

Descubrirás que se lleva mucho tiempo

para llegar a ser la persona que quieres ser, y que el

tiempo es corto.

Aprenderás que no importa a donde llegaste, sino a

donde te diriges y si no lo sabes cualquier lugar

sirve...

Aprenderás que si no controlas tus actos,

ellos te controlaran y que ser flexible no significa ser débil

o no tener personalidad,

porque no importa cuan

delicada y frágil sea una situación:

siempre existen dos lados.

Aprenderás que héroes son las personas que hicieron lo

que era necesario, enfrentando las consecuencias...

Aprenderás que la paciencia requiere mucha práctica.

Descubrirás que algunas veces, la persona que esperas

que te patee cuando te caes, tal vez sea una de las

pocas que te ayuden a levantarte.

Madurar tiene mas que ver con lo que has aprendido de

las experiencias, que con los años vividos.

Aprenderás que hay mucho mas de tus padres en ti de lo

que supones.

Aprenderás que nunca se debe decir a un niño que sus

sueños son tonterías, porque pocas cosas son tan

humillantes y sería una tragedia si lo creyese porque

le estarás quitando la esperanza...

Aprenderás que cuando sientes rabia, tienes derecho a

tenerla, pero eso no te da el derecho de ser cruel...

Descubrirás que solo porque alguien no te ama de la

forma que quieres, no significa que no te ame con todo

lo que puede, porque hay personas que nos aman, pero

que no saben como demostrarlo...

No siempre es suficiente ser perdonado por alguien,

algunas veces tendrás que aprender a perdonarte a ti

mismo...

Aprenderás que con la misma severidad conque juzgas,

también serás juzgado y en algún momento condenado...

Aprenderás que no importa en cuantos pedazos tu

corazón se partió, el mundo no se detiene para que lo

arregles...

Aprenderás que el tiempo no es algo que pueda volver

hacia atrás, por lo tanto, debes cultivar tu propio

jardín y decorar tu alma, en vez de esperar que

alguien te traiga flores.

Entonces y solo entonces sabrás realmente lo que

puedes soportar; que eres fuerte y que podrás ir mucho

mas lejos de lo que pensabas cuando creías que no se

podía más.

Es que realmente la vida vale cuando tienes el valor

de ¡enfrentarla!


viernes, 19 de marzo de 2010

Huellas






7.15. Suena el despertador.
8.03. Tren.
8.30. Metro.
9.00-11.00.Clases.
11.01-11.05. Comida.
11.06-14.00.Clases.
14.00-18.00. Pinzas, tijeras y bisturí.
18.30. Bus.
19.00. Home, sweet home.
20.00. Cena.
20.30- hora no definida-hora límite 2.00am. Trabajo postuniversitario...
Nivel de energía: Muy bajo.

¿Dónde se halla tiempo libre? Habría de encontrarlo en el paso de las hojas recicladas recién salidas de la imprenta que día tras día dejaban su sello en aquellos dedos, manos tintadas que más tarde dejarían su huella en las barandillas de las escaleras mecánicas del metro, huellas que serían aplastadas, difuminadas por las otras transeúntes manos, hasta ser borradas. Nadie las echaría de menos en el abarrotado y rápido ritmo del Madrid de la época, ni siquiera tú. Huellas fantasmas.
Así, el 15 de febrero podría no haber existido, tu fantasmagórica existencia hubiera continuado si el calendario hubiera marcado que el 14 se seguía de un 16. Tiempo inútil. Tiempo basura.
PÁRATE. Detente, porque toda parada, conlleva la marcha del pensamiento, pensamiento que realza la condición de tu ser, la del SER humano. Explora con la razón el mundo que te rodea, pero no te olvides de los otros SERES. Como quiera que haya sucedido, tanto si la razón nos ha otorgado la capacidad de poder comunicarnos con otras personas, de tener empatía, de sentir con o gracias a ellos; como si por el contrario, el que seamos seres sociables ha conllevado el desarrollo de la razón; lo que está claro es que el pensamiento y la humanidad se necesitan el uno al otro, y esta es la premisa de la que debemos partir para dejar una huella en nosotros,en los demás, en el mundo.
15 de febrero: felicidad.

lunes, 15 de febrero de 2010

Luces



En muchas ocasiones, si no es la mayor parte del tiempo, no nos paramos a considerar la importancia de la vida, el amor a la vida. La vida nos es una serie de sucesos concatenados, segundo que sigue a otro, una hora más, un día menos. No nos paramos a pensar, y es que el tiempo corre y el pensar no tiene cabida en esta cuenta atrás.
Sin embargo, hay algo que nos marca un día cualesquiera, un día que ya de por sí es diferente. Son las palabras las que resuenan en tus pensamientos, las que te hacen caer en un gran descubrimiento que cambiará la historia de tu humanidad.
Mientras que el fulgor de las luces de la calle iba aumentando, los posos de café iban marcando el rumbo de la conversación. Luces. Tristeza, melancolía, pensamientos en reacción, complementariedad de bases, impulso al infinito, explosión de tu ser.
Y así, ya, de repente, tu dirección ha variado en este lugar.
Gracias.

sábado, 2 de enero de 2010

Western-navideño.

Ufff, acabo de abrir un documento de Word. Uy, ¿y ese escalofrío? =S. Aghhh. Desde que comenzaron las vacaciones el uso anatómico del Word ha sido abolido. Esto me recuerda que en 7días tengo que volver a la rutina….en breve exámenes. ¡Qué horror!

00.57 am.2 de enero del 2010.

Mi cabeza está a punto de estallar. Le da por ponerse a todo rendimiento a estas horas, ¡qué vaya horas! No tiene otro momento al parecer…

Hoy ha sido el día más pasivo de la historia del 2010 con un 100% de seguridad a falta de otros 364días por delante. Sólo le superaría un 25 de diciembre, pero…tampoco. ¿Qué le pasa a la gente los 1 de enero? ¿Resaca?¿Miedo a la cuesta de enero?¿Cansancio postfiesta?¿Horror por reencuentro familiar?¿Síndrome prelaboral? Parece como si les hubieran apretado un botón en el que pusiera “Push button. Save energy”. No me gustan los 1 de enero….no los detesto, pero tampoco los amo. La pasividad generalizada no es lo mío. ¡Qué les pongan unas pilas Duracell!

Asociado al modo “save-energy-on”, aparece como lo que se conoce como “western-navideño”. ¿Dónde se han metido los Homo Sapiens Sapiens de este planeta?¿Las 5 de la tarde y ni un alma por la calle? Bueno, en realidad 1 coche con dos personitas, dos adolescentes de género femenino, una pareja in their fifties….y…y…..ah sí, un hombre en camiseta de tirantes(temperatura exterior:3ºC)hablando por móvil desde su terraza.

Los testigos afirman que no pertenezco al western-navideño por mi activa actividad…pero…aghhhhh, el botón parece estar presionado….¡¡¡¡¡Qué alguien lo desactive!!!!!!!

2.03 am. 2 de enero 2010. No puedo más….zZZzzZZzz.