jueves, 14 de abril de 2011



- ¿Sabes cuál ha sido el peor día de tu vida?- El joven mantuvo dubitativo las palabras en el interior de su boca, esperando que salieran otras de recambio. El silencio se había convertido en el protagonista de la escena momentos después de que la serenidad de los personajes hiciera mutis por el foro.
Había algo que le impedía decirlo, y no sabía por qué. No era ni vergüenza, ni temor a lo que pudieran pensar, ni tampoco rabia; sino más bien el miedo a tener que reconocer algo que nunca se había atrevido a decir, algo que sólo conocían las traslúcidas motas de polvo que descendían cada mañana desde las alturas de su habitación.
Ahora era cuando realmente tenía que poner en práctica todo aquello que había aprendido con el trascurso de los años: tratarse a sí mismo como si fuera su mejor amigo, sin juzgarse, sin culparse, sin destrozarse por dentro. No podía cambiar nada de lo sucedido hacía horas, sólo le quedaba afrontarlo, y ese esa era la clave que debía descubrir.
Había oído mil y una veces que la esperanza era lo último que se perdía, pero hasta entonces sólo había sido una de esas frases que quedaban desgastadas de tanto usarlas. Sin embargo, ahora había comprendido el completo significado de ella. No era una frase de débiles, sino de los valientes que se aferran, de los que creen en que la probabilidad del 0.01%. Mientras haya una mínima probabilidad, es posible.