domingo, 22 de febrero de 2015

El reflejo

Henri Cartier-Bresson: Place de l’Europe, 1932
Con cada paso te pegas  a los pies, sincrónico como los mimos, asquerosamente perfecto. No como esos mimos de cara engrasada en blanco que tardan unas décimas de segundo en reaccionar e imitar los movimientos. Fuiste perspicaz cuando decidiste no mostrar tu rostro para no ser reconocido, ello te convirtió en el mejor de los espías del que nadie sospecharía.  Da igual lo mucho que salte o corra; siempre me persigues y vuelves a aparecer. Cuando creo que me he desprendido de ti, sólo es necesario un pequeño giro para volverme a topar con tu infame presencia. Ruin donde los haya. No emerges y te enfrentas cara a cara, sino que te quedas en la retaguardia protegido bajo la superficie de los charcos de agua; donde mis manos no pueden alcanzarte sin ser destrozadas en añicos por el asfalto. Pusilánime parásito.

viernes, 13 de febrero de 2015

Fin del juego

Dejemos de jugar a que desde la distancia tú me miras y mi mirada sale corriendo para que no la encuentres. Dejemos de perseguirnos a destiempo y sincronicemos nuestros relojes, porque los minutos que tenemos de diferencia, es tiempo que estamos perdiendo.Que por más que corra no puedo alcanzar ni el pasado ni el futuro. Quiero que mis ojos sólo abarquen  a los tuyos, aquí y ahora. Sólo concedo el permiso de que los labios te endulcen caramelo. Que te sienta y no sepa qué hacer contigo por miedo a que me fundas.
Mirada 2: Obra original de Miguel J. Becerril

sábado, 7 de febrero de 2015

Regreso del pasado

Tras unos cuantos meses de inactividad absoluta por este blog (la última entrada no cuenta, la rabia se había apoderado de mí) he decidido volver a la carga. Y como las palabras no cuentan, será mejor demostrarlo con hechos.